Después de la grata experiencia hace dos años por el Camino de Santiago por Galicia decidimos retomar de nuevo los caminos de esta ancestral ruta, si en la primera ocasión el que realizamos fué el tramo final, ahora será el tramo inicial pero con una particularidad, evitaremos la primera etapa de Saint Jean Pied de Port por ser excesivamente exigente como inicio de ruta, será pues en Roncesvalles donde comenzará nuestra andadura.
Al igual que en la otra ocasión contratamos los servicios de una agencia especializada para la organización de la ruta, de esta manera tanto el alojamiento como el trasiego de maletas quedaba resuelto, así como el traslado al inicio de la ruta. Siendo nosotros residentes en Barcelona y disponiendo de un número de días muy limitados decidimos desplazarnos hasta Pamplona en vehículo particular pués las diversas combinaciones mediante ferrocarril y bus eran algo complejas en cuanto a horarios. En Pamplona el tema del aparcamiento también era algo complejo, así que decidimos utilizar la opción más económica, el párquing del aeropuerto, 43 euros para ocho días y un buen lugar de referencia como punto de recogida para el vehículo de la agencia que debía llevarnos a Roncesvalles. Para el retorno desde Logroño, final de ruta, utilizamos los servicios de la compañía Autobuses la Estellesa que por un precio muy económico nos condujo de nuevo a Pamplona. Para el desplazamiento hasta el aeropuerto con el fin de recuperar nuestro vehículo aprovechamos el servicio que ofrece el municipio consistente en un servicio casi gratuito de taxis que por el módico precio de 0,75 euros por persona te traslada hasta el mismo, para hacer uso de este servicio es imprescindible hacer solicitud vía Web o teléfono. Es muy aconsejable también hacer reserva anticipada del bus hasta Pamplona, es un trayecto muy solicitado y a lo largo de nuestro desplazamiento pudimos observar como en algunas de las paradas que realizaba muchos pasajeros se quedaban en tierra por falta de disponibilidad.
En lo referente al Camino, y al igual que pudimos comprobar en Galicia, todo el recorrido está perfectamente señalizado, no siendo necesario el uso de ningún medio electrónico como gps o teléfono. A lo largo de toda la ruta diversos tipos de señalizaciones nos ayudan a salir de dudas en aquellos puntos con cierta complejidad de manera que no se crean incertidumbres en cuanto a la orientación
Un aspecto que si pudimos observar respecto al tramo gallego era un menor número de establecimientos para descanso a lo largo de la ruta que ofreciesen servicio de comida o bebida y en los existentes poca variedad en la oferta, limitada casi siempre al típico pinxo de tortilla, esto referido siempre a las pequeñas poblaciones y tramos entre ellas. Realizar el camino ha sido de nuevo para nosotros una grata experiencia que abarca todos los sentidos. Paisajes día a día cambiantes que de los frondosos bosques del Pirineo poco a poco van haciendo transición a las llanuras de amplios horizontes recubiertas de cultivo de secano. Pequeños pueblecitos que a pesar de su reducido tamaño manifiestan todas algún signo de patrimonio arquitectónico, por supuesto en las grandes poblaciones este aspecto desborda nuestros sentidos. En definitiva el Camino es siempre un despertar de los sentidos, tanto visual como afectivo, es un lugar de encuentro de gentes muy diversas, a menudo procedentes de lejanos países y con las que se crea en el curso de los días efímeros vínculos de amistad, siendo quizás estos encuentros la causa de que en el futuro nos anime a seguir haciendo Camino.
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