El Teide, esta cima que todos tenemos impresa en nuestra mente, ya sea a través de los libros de texto como por ser imagen identificativa del antiguo billete de mil pesetas, pues bien a esta montaña no le pones dimensión hasta el momento en que te acercas a su base. A medida que te vas aproximando por carretera a través de gigantescas coladas de lava empiezas a percibir sus dimensiones reales. Surgiendo del fondo del océano, fue alimentando con sus erupciones las vertientes de lo que hoy es la isla de Tenerife, hasta elevarse más de tres mil setecientos metros por encima de este. A mí en particular, me impresiono profundamente el contexto general de su entorno, sus relieves y cromatismos, asi como la gran diversidad de fenómenos magmáticos que presenta su corteza visible, un verdadero estudio para los amantes de la fotografía.
Actualmente, subir hasta la cima del Teide requiere de una autorización previa que debemos solicitar en las Oficinas del Parque Nacional del Teide, es conveniente hacerlo con la suficiente antelación, pues hay una gran demanda de reservas. También es conveniente una vez disponemos ya del permiso a cima, realizar la compra de los billetes del teleférico, en las oficinas de información aconsejan comprarlos para media hora antes del permiso a la cima que disponemos y llegar al teleferico con al menos veinte minutos de antelación, En la base del teleferico hay una gran área de aparcamiento, pero esta se llena hasta tal punto, que nos puede tocar hacer una larga caminata. Justo al lado de la base del teleférico hay una amplia y moderna cafeteria así como unos aseos públicos. Todo puede ser importante. Sucede a menudo que a causa de las malas condiciones atmosféricas, debido principalmente a fuertes rachas de viento, el servicio del teleférico queda interrumpido, esta incidencia normalmente se hace bajo la evaluación in situ de los responables de las instalaciones, si ello sucede se avisa mediante correo mail a las personas que disponen de autorización a la cima de este día, dando opción a realizar el ascenso al día siguiente o el primero de abertura. En el caso del importe que hemos satisfecho del telecabina se nos da también la opción de retrasar hasta nueva obertura del servicio o bien recuperar el importe pagado. Por todo ello, es preferible segun nuestro lugar de estancia en Tenerife, cerciorarnos antes de salir, de que las instalaciones estan en funcionamiento, acceder al teleférico desde cualquier lugar de la costa, nos puede costar algo más de una hora de constantes curvas. Yo di por hecho de que todo estaba perfecto y no consulte mi mail, sorpresa teleférico cerrado por vientos de 120 km en la cima.
Pero bueno, acordamos con los empleados, en el mismo teleférico que todo quedaba pospuesto para el dia siguiente, esperando que la suerte nos acompañara. Y así fue, al día siguiente, con un cielo azul y ausencia total de viento, a la hora acordada empezamos a remontar suspendidos del cable. Una vez en la estación superior accedimos al inicio del sendero nº10 Telesforo Bravo donde personal del parque realiza un exhaustivo control del acceso, comprobando los dni de los integrantes del grupo. En menos de media hora de
duro ascenso estábamos en la cima, como curiosidad decir que en los últimos metros previos a la cima, se pasa junto a unos orificios de los cuales emanan gases sulfurosos a gran temperatura. Ya en la cima nos encontramos con el paisaje esperado, un horizonte de 360º que según condiciones atmosféricas es más o menos dilatado, en cualquier caso un paisaje espectacular y el entorno increíble que da el hecho de estar en la cima de un volcán a 3717m de altitud. Mi excursión en familia finalizaba aquí, pues yo tenía previsto realizar el descenso solo hasta los Roques de García pasando por Pico Viejo. Después de deshacer en descenso el sendero nº10 Telesforo Bravo, me dirijí a buscar el sendero nº 12 que da acceso, en cuestión de unos veinte minutos de buen camino, al Mirador de Pico Viejo. A partir de aquí enlazo con el sendero nº9, el ambiente se vuelve áspero e inhóspito, un discreto sendero increíblementa trazado entre un oscuro y laberíntico mar de lava me hace perder desnivel rápidamente hasta alcanzar, en zona más llana, un espacio de limos amarillentos que hacen de buen caminar. Atravesada esta zona inicio siempre por sendero el ascenso del Pico Viejo, llego a uno de sus bordes y poco despues a su cima situada a 3129m. Sorprende la dimensión de su cráter y la profundidad del mismo, mucho más espectaculares que las del Teide, si este tenía un centenar de metros de diámetro, el Pico Viejo alcanza los ochocientos metros. Rehago de nuevo el camino por la zona amarillenta hasta llegar a un cruce de caminos, dejo el sendero nº9 y tomo el sendero nº23 de los Regatones Negros. Este sendero me permitirá alcanzar en constante descenso la zona de los Roques. Como todos los senderos que hasta el momento he utilizado se hallan muy bien señalizados y bien mantenidos sobre el terreno, de manera que no comportan problemas de orientación, el camino es evidente, no hay más opciones. A través de ambientes cambiantes voy progresando, el camino alterna entre espacios floridos y áridos con otros que atraviesan de nuevo coladas de lava. En muchos momentos los Roques de García se hacen visibles, dando la apariencia de hallarse cerca, pero la realidad es que este tramo del descenso se hace largo. Finalmente, llego a los Roques, quizás el lugar más visitado del Parque Nacional del Teide, junto a la zona de aparcamiento, el Parador Nacional. Desde que deje el mirador de Pico Viejo hasta aquí, solo me encontré un grupo de personas en la Cima de Pico Viejo, el resto fue un transitar en solitario a través de estos espacios increíbles, un entorno en el que a pesar de no mostrarnos excesivas señales de vida, vegetación y fauna, por alguna causa que yo desconozco, rebosa energía. En el parador me reencuentro con la familia, mañana tocará seguir visitando estos excepcionales y sorprendentes espacios naturales que esconde la Isla de Tenerife.
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