Al norte de la provincia de Teruel encontramos un espacios natural muy bien conservado, se trata del Parque Cultural del Rio Martin que abarca el cauce de este rio desde aguas arriba de Martin del Rio hasta Albalate del Arzobispo. A lo largo de su cuenca atraviesa espacios muy diversos y diferenciados, amplias vegas con algún reducido uso agrícola y profundos cañones donde la naturaleza se mantiene en un estado casi primigenio y donde los pocos aprovechamientos que un día pudo haber el territorio ha ido recuperando a lo largo de años de abandono. Una de las características del parque son la gran cantidad de abrigos con pinturas rupestres, testimonio del paso del hombre por este sector de compleja orografia.
En nuestro caso disponíamos de tres días efectivos para el descenso que abarcaría de Montalban hasta los Estrechos del Martin en las cercanias de Albalate. Al no tratarse de una travesía circular decidimos buscar y establecer un campo base, a este efecto el lugar escogido fue el Albergue Natualcaine en la encantadora población de Alcaine y por cierto esta decisión fue un gran acierto, su responsable Victor, gran conocedor de la zona, persona afable y predispuesta desde un principio a que nuestra estancia fuera lo mas agradable posible dentro de sus posibilidades. Para los transfers en vehiculo, tambien tuvimos un gran acierto al disponer de los servicios de Rufino, que puntualmente de madrugada y al atardecer nos recogía en el punto acordado para regresar a Alcaine. Teníamos pues, los ingredientes necesarios para el éxito de nuestra empresa: alojamiento, transporte, buena compañía, un buen estado de ánimo y una gran disposición al esfuerzo. Y realmente recorrer el Parque Cultural del Rio Martin acabo dejando un grato recuerdo en nuestro humilde historial montañero
Cuando os vi salir el primer día por la puerta del Albergue, sentí algo más que una punzada de envidia, "mañana les acompaño un tramo", pensé, y aunque no lo hice, quizás por esa timidez que a pesar de todo tengo, quiero pensar que de alguna forma sí participé en vuestro viaje. Gracias por vuestras amables palabras hacia nosotros, y sobre todo hacia nuestra comarca. También por demostrar que, aunque hay quien lo ignora, el mejor vehículo para conocer paisajes y gentes, son nuestras piernas... y nuestros corazones.
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